El comportamiento en el aula debe ser correcto. Los niños han de tener actitud de colaboración, respeto, mostrar empatía… El proceso para conseguirlo es a veces rápido, pero otras veces… se alarga más de lo esperado.
El «conductómetro» puede ser una herramienta más para regular el comportamiento y crear un buen ambiente en el aula. La he probado en este último año y pienso seguir usándola, los niños la utilizan con autonomía, y es un referente del ambiente del aula y del comportamiento de cada niño.
Es de lo más sencillo de hacer… Un código de colores y pinzas, pines, trabas (según el lugar donde estés) con el nombre de los niños.
Estos ejemplos son descargados de Pinterest (no conocemos su autor).
Personalmente prefiero añadir más colores que aporten más margen a los niños para modular-cambiar su comportamiento. Encima del verde pongo el morado, y entre el amarillo y el rojo añado el naranja; aunque se pueden variar los colores.
A considerar…
- Los niños han de tener muy claras las normas y saber cuándo su comportamiento es susceptible de moverse de un color a otro.
- La asignación de color-conducta ha de estar también muy clara. Han de saber qué color representa el comportamiento más positivo y cuál el más negativo.
- La movilidad entre los diferentes colores debe tenerse siempre en cuenta. Si un niño «baja» en la asignación de su color porque ha tenido alguna conducta negativa, ha de tener siempre la posibilidad de «subir» si recapacita y su comportamiento es positivo de nuevo.
- Para mí es importante que ellos mismo gestionen su «pin» subiéndolo o bajándolo, haciéndolo suyo, y manifestando físicamente la representación de su conducta.
- En cada color se pueden tener premios/gratificaciones o castigos/penalizaciones que los niños deben tener también muy claros.
Es un recurso muy válido para regular la conducta del alumnado en el aula, pero se debe ser sistemático al llevarlo a cabo y dar importancia a su uso. Si no se la damos nosotros como maestros, ellos no se la darán.
En mi experiencia, ellos suelen ser muy críticos con ellos mismos, y cuando llevan un tiempo usándolo, incluso acaban «bajándose su pin» por decisión propia cuando tienen un mal comportamiento.
Y con los premios y castigos ocurre lo mismo, ellos mismos se los aplican y acatan; esta claro que no todos los niños tienen la misma capacidad de gestión y autorregulación, pero todos se benefician de este recurso.
Algunos modelos para elaborar tu CoNducTómEtrO:
Vanesa Díaz
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